Lo que caracteriza a los anarquistas es su necesidad de cuestionamiento, y su libertad para hacer y deshacer posibles realidades sin pedir permiso a nadie, haciéndose cargo personalmente de las consecuencias de su propia lucha. Animarse a pensar es reconocer los conflictos, palparlos en las sienes y en las tripas, vivirlos, comprenderlos, para cambiar el signo y transformar la realidad. Una experiencia absolutamente concreta.